lunes, 19 de agosto de 2013

Politicos y el Asperger

Según Angel Rivière el síndrome de asperger es un trastorno cualitativo de la relación que se caracteriza por la incapacidad de relacionarse con iguales. Puede manifestarse a través de varias patologías, entre las cuales se encuentra la falta de sensibilidad a las señales sociales.
¿Padecen la mayoría de nuestros políticos el síndrome de asperger? Todo parece indicar que sí, dependiendo de la intensidad de su incapacidad para percibir las necesidades sociales.
En esta situación, el político es devorado por las prisas y por la búsqueda irracional de reconocimiento y legitimación ciudadana. Sus determinaciones son medidas pírricas, es decir, de impacto positivo inmediato, pero a mediano y largo plazo el resultado es negativo.
Los hechos confirman que los intereses de las y los ciudadanos transitan paralelamente a los intereses de la clase política. Esta dinámica lo único que genera es que la mayoría de la población crea cada vez menos en las y los políticos, propicia que las acciones del gobierno tengan menos legitimidad social, provoca una profunda desconfianza, inhibe la participación de la ciudadanía en las cosas públicas y produce cuestionamientos de fondo a la democracia como un sistema que efectivamente nos lleva a una mejor calidad de vida. Quizá este último saldo sea el más pernicioso.
Y en el fondo de todo ello yace esa falta de sensibilidad a las necesidades sociales: una o varias modalidades del Síndrome de Asperger, mezclado con la codicia patológica de que hacen gala y han hecho en el pasado quienes han gobernado este país, al menos en los últimos treinta años.

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